El presidente Donald J. Trump ha implementado medidas tarifarias significativas contra varios países, incluyendo Canadá, México y China, en respuesta a lo que su administración considera una crisis de seguridad nacional y salud pública.
Trump ha impuesto un arancel adicional del 25% sobre las importaciones de Canadá y México, mientras que las importaciones de China enfrentarán un arancel adicional del 10%. No obstante, los recursos energéticos provenientes de Canadá tendrán un arancel más bajo del 10%[1].
Estas medidas están dirigidas a abordar la crisis de migración ilegal y el tráfico de drogas, especialmente fentanilo, que se considera una amenaza grave para la salud pública y la seguridad nacional de los Estados Unidos. La administración de Trump sostiene que los funcionarios chinos no han tomado las acciones necesarias para detener el flujo de precursores químicos a los cárteles criminales y que el gobierno de México ha proporcionado refugios seguros a los cárteles para la manufactura y transporte de narcóticos peligrosos[1].
Adicionalmente, se ha reportado una creciente presencia de cárteles mexicanos operando laboratorios de síntesis de fentanilo y nitazeno en Canadá, lo que ha exacerbado la producción doméstica de fentanilo en ese país y su participación en la distribución internacional de narcóticos[1].
En un contexto relacionado, China ha anunciado que impondrá un arancel del 34% sobre todos los bienes importados desde los Estados Unidos en respuesta a las acciones de Trump, lo que ha llevado a la administración estadounidense a aumentar aún más los aranceles sobre las importaciones chinas, llegando a un 84% en algunos casos[2].