En el rancho Izaguirre, ubicado en el municipio de Teuchitlán, Jalisco, las autoridades realizaron una inspección detallada que involucró a personal de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB), la Secretaría de Gobernación, y colectivos de búsqueda de personas desaparecidas como Guerreros Buscadores de Jalisco y Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos.
Durante la inspección, no se encontraron evidencias de hornos crematorios, a pesar de expectativas iniciales al respecto. Sin embargo, se identificaron varias estructuras dentro del predio, incluyendo habitaciones, baños, cocina, bodega, una área de adiestramiento táctico y otra de acondicionamiento físico[2][3].
Los trabajos de excavación y registro de indicios revelaron cientos de pares de zapatos, ropa y diversos objetos personales, lo que sugiere que el lugar pudo haber sido utilizado como un presunto narcocampamento del cártel Jalisco Nueva Generación. La Fiscalía General del Estado (FGE) de Jalisco documentó fragmentos óseos, prendas y otros objetos durante la exploración[2][3].
La investigación utiliza herramientas tecnológicas avanzadas, como drones multiespectrales y térmicos, técnicas geofísicas y estudios de resistividad eléctrica, para detectar anomalías del subsuelo que pudieran estar relacionadas con inhumaciones clandestinas[2].
La Fiscalía General de la República (FGR) ha atrado el caso para una investigación más a fondo, dado que se cuestiona la falta de acción previa por parte de las autoridades locales. Hasta el momento, no se ha confirmado el número exacto de personas que podrían haber sido víctimas en este lugar, aunque se han encontrado seis grupos de huesos humanos carbonizados[3].
La Fiscalía de Jalisco publicó un catálogo de 495 objetos personales encontrados en el rancho, con el objetivo de que las familias de personas desaparecidas puedan identificar si alguno de estos perteneció a sus seres queridos[5].